Colaboración de Minerva Gómez, gerontóloga
Constantemente vemos las discusiones, noticias, simposios, seminarios y conferencias de prensa, en las que el tema del envejecimiento poblacional en Puerto Rico es un tema preocupante. Es un tema que debería mover a los dirigentes de Puerto Rico, así como a la propia sociedad, a la construcción de servicios y programas que atiendan los retos de un país con un amplio crecimiento poblacional en el renglón de los 50 años. Por otro lado, vemos que disminuye la natalidad y la migración actual lo cual deja atrás a los más frágiles.
No obstante, ante esta situación el cuido prolongado institucionalizado es un servicio que enfrenta más desvalorizaciones que aceptación por parte de la sociedad puertorriqueña. La percepción cultural lleva a desvirtuar el servicio como uno inaceptable partiendo del sentimiento de "cuando era pequeño me cuidó y alimentó y ahora me toca a mí hacer lo mismo". ¡CIERTO! Es nuestra responsabilidad moral y legal el atender y cubrir las necesidades de familiares con necesidad de asistencia.
Ahora bien, ¿cuándo es necesario buscar ayuda en el proceso de cuidar y atender a nuestros familiares en estado de dependencia y asistencia? Son muchos los factores a valorar pero la primordial es cuando el cuidador primario se agota, y el entorno familiar presenta limitaciones para participar de ese cuidado.
La decisión más difícil….
Enfatizando que estas facilidades NO son centros de salud, elegir el lugar donde los padres vivirán sus últimos años es uno de los eventos más estresantes de la vida. Institucionalizar a un ser querido al cuidado de un extraño para la gran mayoría de los familiares es similar a decir "me rindo", "te entrego", o "ya no puedo cuidarte". Los sentimientos de culpa se agolpan en el pensamiento y en el corazón. No obstante, la realidad de no poder ofrecer los cuidados necesarios, junto a la meta de que esa persona alcance su grado de bienestar debe ser primera ante cualquier situación o emoción.
Cuando, después de mirar mucho y comparar, decidimos ingresar en una residencia a un familiar, hay que tener en cuenta que algunas decisiones que se toman al principio deben ser estudiadas con detalle para evitar que, con posterioridad, puedan surgir problemas. Algunos ven las residencias geriátricas como asilos y contemplan entrar en una residencia geriátrica como algo negativo. Hay que intentar superar esas visiones y centrarse en lo relevante:
la expectativa de las personas que son admitidas en una buena residencia o institución, que significará recibir las atenciones y cuidados necesarios para atender sus necesidades y limitaciones, alcanzando así un bienestar.
Estos son aspectos relevantes en el momento del ingreso:
Recuerda tu familiar tiene derechos y debes procurar que sean respetados.
Recursos:
Guía para Seleccionar un Hogar de Cuido para Adultos Mayores
Recursos y programas para ayudarte a cuidar de un ser querido – descarga la guía.
Prepárate y planifica con tiempo el cuidado de un ser querido– descarga la guía.
Evalúa tus opciones de hogares de cuido para tu ser querido – descarga la guía.