Colaboración de Blanca Hernández, trabajadora social
El síndrome del cuidador quemado o "burnout" es un término que fue descrito por primera vez en Estados Unidos, en el año 1974. El "burnout" consiste en un profundo desgaste físico y emocional que experimenta la persona que convive y cuida a un enfermo crónico. El cuidador que puede sufrirlo es aquel que llega a dedicarle casi todo el tiempo a un ser querido, incluso dejando de trabajar para cuidarle. Esta generalmente es una labor solitaria, ya que aunque haya otros familiares usualmente estos suelen "lavarse las manos" y mantenerse alejados. Son muchos los casos donde la mayoría de los familiares se desconectan por muchos años manteniendo actitudes pasivas e inadecuadas para la resolución de problemas.
Este síndrome suele estar provocado por la dificultad que trae para el cuidador el cambio radical de su modo de vida, y el desgaste que provoca ver cómo un ser querido va perdiendo progresivamente sus facultades físicas y mentales.
Se le llama fatiga de compasión, cuando el cuidador se enfoca mucho en las necesidades de otros, sin tener prácticas saludables de autocuidado para balancear el dar y recibir. No es una enfermedad, sino un conjunto de síntomas.
Este síndrome se produce por el estrés continuo de tipo crónico, dentro de un batallar diario contra la enfermedad de su ser querido, con tareas monótonas y repetitivas con la sensación de falta de control sobre el resultado final de esta labor. Indiscutiblemente, esta realidad puede agotar las reservas psicofísicas del cuidador.
Los cuidadores informales sienten que están encerrados en una cárcel, y aunque lo hacen por amor y agradecimiento, sienten que su vida se ha acabado. El cuidador va perdiendo paulatinamente su independencia, mientras el enfermo se hace cada vez más dependiente. Su vida social y matrimonial se ven afectadas. Los días se prolongan, y aumenta el cansancio físico y emocional. A eso hay que añadir que estos cuidadores también son personas que están envejeciendo y que tienen sus problemas de salud, pero que van postergando sus citas médicas y su cuidado. Estos cuidadores pueden caer en un maltrato no intencional, lo que causa a su vez sentimientos de culpa.
Síntomas de Quemazón
- Cansancio y agotamiento
- Desgaste físico, fatiga
- Ansiedad, estrés y depresión
- Coraje, frustración
- Tensiones familiares
- Reprimir sentimientos y emociones
- Tristeza y apatía
- Aislamiento
- Miedos
- Sentimientos de culpa
- Su salud empeora
- Insomnio, pesadillas
- No se alimentan adecuadamente
- Olvidan y posponen sus citas médicas
- Descuidan su físico
- Cansancio mental, dificultad para concentrarse
- Problemas de memoria
- Cambios frecuentes de humor
- Disminuye el interés por actividades sociales
- Aumenta y disminuye el apetito
- Quejas excesivas
- Consumo excesivo de pastillas para dormir u otros medicamentos
Alerta .........cuidador
Todos estos síntomas pueden llevarte a maltratar a tu ser querido.
¿Qué hacer?
Recomendaciones:
- Reflexiona y reconoce que necesitas ayuda
- Cuida tu salud
- Aliméntate bien
- Asiste a tus citas médicas
- Toma tus medicamentos
- Ejercítate
- Acepta ayuda – no pienses que nadie va a cuidar a ese familiar como tú.
- Delega algunas responsabilidades en los miembros de tu familia, amigos, etc.
- Toma descansos durante el día y un descanso semanal fuera del contacto directo con el familiar que cuidas. Sumamente importante que el cuidador tenga "respiros" y desahogos de la tensión.
- No te aísles, busca fuentes de apoyo. Mantén contactos con amigos, vecinos y familiares.
- Mantén actividades que siempre te han gustado: leer, tejer, escuchar música, ver películas, hacer ejercicios, etc.
- Debes saber poner límites al paciente para que no sea tan absorbente. Cuando te sientas triste y deprimido no dudes en buscar ayuda profesional.
- Participa en grupos de apoyo.
- Practica la autoayuda. Aprende ejercicios de relajación, utiliza la musicoterapia y la aromaterapia.
- No te olvides de ti mismo. El "autosacrificio total" no tiene sentido.
- Infórmate de la condición médica de tu familiar.
- Establece metas a corto y largo plazo. No mantengas expectativas irreales, ni ideas omnipotentes en relación al pariente que cuidas.
- Acepta que la situación es difícil y estresante.
- Desahógate, habla abiertamente con personas de confianza tus temores, resentimientos y frustraciones. "Te lo sacas del sistema".
- Desarrolla un plan de cuidado personal. "Si no te cuidas no puedes cuidar a tu familia."
- Aprende a decir NO sin sentirte culpable por ello.
- Automotívate y felicítate por todo lo bueno que estás haciendo.
- Sé objetivo y razonable en tus autocríticas.
- Organiza tu tiempo y tus tareas en orden de prioridades: No te sobrecargues ni te agobies.
- Expresa tus necesidades verbalmente, no asumas que los otros lo saben.
- Fortalece tu espíritu.
- Oriéntate sobre todos los recursos a nivel municipal, estatal y federal que puedan ayudarte a ti y a tu familiar. También oriéntate sobre los grupos de apoyo y organizaciones comunitarias cercanas a tu residencia.
- Busca información sobre los documentos legales que podrían facilitar tu rol de cuidador (Ej. Poder duradero)
- Organiza las tareas diarias que realizas con la persona que cuida. Ten un programa por hora, escríbelo en un papel y pégalo en una pared. Este programa ayudará a la persona(familiar o amistad) que llegue a su casa a ofrecerle un respiro
- Utiliza la tecnología (teléfonos inteligentes, tabletas y computadoras) para educarte, incluyendo la búsqueda de información pertinente para tu familiar y para ti.
- Cuando quieras llorar, llora y desahógate. Te sentirás mejor. "Las lágrimas suavizan el alma".
- Promueve prácticas constructivas de autocuidado (físico, emocional, intelectual y espiritual).
- Participa en las actividades educativas que ofrece AARP para apoyar a los cuidadores. En ellas aprenderás a preparar el Plan de Acción del Cuidador.
Derechos del Cuidador
A dedicarse tiempo a ellos mismos sin sentimientos de culpa.
A experimentar sentimientos negativos por ver a su familiar enfermo.
A ser tratado con respeto por aquellos a quienes se les solicita ayuda.
A equivocarse.
A ser reconocido como miembro valioso de la familia.
A ser reconocido como ser valioso de la sociedad.
A expresar sus sentimientos.
A poner límites a las demandas excesivas.
A cuidar de su futuro.
La gente que cuida se debe cuidar. "No es si se puede, no; es un deber con la vida propia". Mercedes Rodríguez
Referencias
- Delgado Castro Ileana, Conoce el Síndrome de la Quemazón. Los riesgos que sufren los cuidadores informales. El Nuevo Día, 27 de julio de 2015.
- Rodríguez López Mercedes, Algunas herramientas para "la brega" de las personas que cuidan
- Sánchez Ortiz, Juan José, La sobrecarga del Cuidador: Cómo evitar el síndrome de burnout. (Internet)
- Síndrome del cuidador, diario de un cuidador. blogspot.com
- Velazquez Maria Melisa, Cuido de mi misma como cuido de los demás.
Recursos:
Síntomas de Quemazón y Recomendaciones para Cuidarte