No es para nadie sorpresa la alegría que se experimenta el tener en nuestro hogar a mascotas de diversas especies y hasta llegan a convertirse en parte de nuestra familia. Y no es para menos porque lo son y ocupan un lugar especial en nuestros corazones. Los perros y gatos son las mascotas que mayormente mimamos en nuestros hogares, pero no se limita solo a estos.
A través de los años se ha estudiado de manera científica y certera los beneficios que el ser humano deriva en su relación con los animales. De hecho, recientemente el Movimiento Social Pro Bienestar Animal en alianza con la Asociación de Psicología llevó a cabo varias ediciones del Foro de Salud Mental “La Relación Humano Animal: Una nueva mirada” el cual fue sumamente exitoso y explora como esa relación es de beneficio para el animal pero también para las personas.
Probablemente hemos oído hablar de los perros de compañía, de terapia, de servicio y cada uno de esos conceptos significa algo importante en la vida del ser humano y en otros artículos ampliaremos los mismos. De momento queremos enfocarnos en los múltiples beneficios que proveen las mascotas a los adultos mayores:
Nuestros animales tienen la capacidad de ser fieles hasta la muerte, no nos mienten, no nos juzgan, son honestos, nos extrañan cuando salimos de la casa hasta la melancolía, y nos reciben cuando llegamos con una alegría que pareciera que llevamos días fuera del hogar. Esta relación simbiótica despierta entre los adultos mayores un nivel de compasión y reciprocidad mutua que es incuestionable, mejorando así la autoestima y la necesidad que todos tenemos de sentirnos útiles e importantes.
Por otro lado, un artículo publicado por The Journal of Epidemiology and Community Health destaca que menos de la mitad de los mayores en Reino Unido cumplen con los objetivos de 150 minutos semanales de actividad moderada. Por eso realizaron un estudio en donde participaron 3.123 personas, casi todos rondando los setenta años, y llegaron a la siguiente conclusión: quienes tenían perro (un 18%) hacían más ejercicio que aquellos que vivían sin mascotas.
En los hogares de ancianos, la presencia de un perro se asocia con una menor necesidad de medicación, la mejora de la función física y de los signos vitales, incluso cuando los pacientes sufren de demencia. La lista de beneficios incluye disminución de la depresión, aumento de participación, bienestar, ingesta de nutrientes y mayor interacción social.
Finalmente, otros estudios investigan cómo los animales pueden mejorar la memoria de los adultos mayores ya que se ha demostrado que si aumenta el nivel de estrés de los ancianos se acelera la pérdida de memoria.
Así que si no tenemos una mascota, vamos a considerar adoptar una brindándole las atenciones y el tiempo que merecen. Si no podemos tener una de manera permanente consideremos ser un “foster home” o hogar temporero de una mascota. Nos pueden llamar al 787-402-5024 o escribirnos a: mov.socialprobienestaranimal@gmail.com. Visita y dale like a nuestra página en Facebook/mospba.
Por Jorge Mercado
Presidente
Movimiento Social Pro Bienestar Animal
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