José R. Acarón, director estatal AARP PR
En Puerto Rico, sobre 500,000 personas de todas las edades brindan amor y apoyo para cuidar de sus seres queridos con algún nivel de fragilidad o condición de salud. Sabemos que apoyar a tus seres queridos (padres, cónyuge, hermanos o amigos) es gratificante, pero los retos son enormes. Cuidadores como tú son los héroes anónimos en sus casas que alimentan, apoyan, cuidan, trasportan, aman y coordinan cientos de tareas a la semana para darle calidad de vida a sus seres amados que necesitan apoyo. Estamos hablando de niños con diversidad funcional o cognitiva, personas con condiciones de salud como el cáncer y personas mayores en estado de fragilidad no funcionales, entre muchos otros casos. Lamentablemente, los cuidadores muchas veces son ignorados por los sistemas de salud, no escuchados por el sistema escolar y mucho menos reciben capacitación para su rol que es “casi profesional”, por parte de los sistemas sociales. Asimismo, los cuidadores son constantemente victimizados por nuestra sociedad.
Los cuidadores familiares pueden convertirse en choferes, secretarias, enfermeras, nutricionistas, terapistas, psicólogos y hasta abogados de sus seres queridos. No obstante, a la hora de la verdad estas personas que le ahorran hasta más de $3 billones a nuestra economía, si fuéramos a pagarles por su función, muchas veces no son considerados ni por sus propios familiares que no les apoyan.
Estas personas: trabajadores, amas de casa, esposas y esposos, hijos y padres o madres tienen una multiplicidad de roles en varios hogares y trabajos. Se espera de ellos mucho o todo, pero ni tan siquiera se les reconoce su amor y gestión. Sí, son héroes anónimos que dan su vida y hasta dejan de trabajar, regresan a la Isla, y se mudan con su ser querido por amor.
La gente piensa que no les tocará. Pero una cosa es segura: hemos sido, somos o seremos cuidadores en algún momento en nuestra vida. Hay que prepararse. Hay asuntos laborales, legales, económicos, de vivienda y de salud que atender. No tan solo por la edad y fragilidad, pues podría ser un accidente o una condición de salud que nos cambie la vida.
Mira a tu alrededor y verás muchos vecinos, amigos o familiares haciendo de cuidadores. Háblalo en familia, prepárate, conoce los retos que conlleva y cómo manejarlos. Vemos familias desbandadas por el rol de cuido de sus padres. Mucha gente pierde hasta los ahorros de su propio retiro y esto le cambia la vida. Mírate en ese espejo y prepárate lo mejor posible. Haz un plan familiar. Cuidar nos toca a todos y todos necesitaremos ser cuidados en algún momento de nuestras vidas.
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