Si existe un desafío común para quienes se dedican al cuidado de sus seres queridos, ese reto es lograr dormir lo
suficiente como para recuperar energía y descansar. El descanso que nos proporciona un sueño de buena
calidad es esencial para mantener la salud física y emocional. Una de las consecuencias físicas del estrés prolongado es el insomnio
(incapacidad de conciliar el sueño o permanecer dormido). Cuando dormimos, nuestro cuerpo no solamente recobra
energía, sino también regenera células aumentando la síntesis de proteínas, repara tejidos al incrementar la
absorción de los aminoácidos por los tejidos, y ayuda a aumentar los glóbulos rojos.
La falta de un sueño reparador puede disminuir las capacidades intelectuales. Pero también puede causar
deficiencias de memoria, falta de atención, depresión, e
irritabilidad. Cuando uno está expuesto a la falta crónica de sueño no está en las mejores condiciones de
mostrarse paciente y optimista, o de ser lógico en el cuidado de un ser querido. La irritabilidad y el cansancio
pueden llevar fácilmente a comportamientos inapropiados en la labor de cuidado como, por ejemplo, llegar al
punto de gritar, sacudir, y hasta golpear a la persona que recibe cuidados. De ninguna manera se debería llegar
a esas conductas extremas; antes uno puede tomar medidas para evitar la irritabilidad, el cansancio y el estrés
y mejorar la calidad del sueño.
Si cuidas de alguien es primordial que comiences por evaluar tus hábitos y rutinas de sueño, y descartes
problemas de salud como:
- Anemia
- Hipotiroidismo
- Apnea del sueño
- Ronquidos
- Síndrome de piernas inquietas
- Ansiedad
- Trastornos alimenticios
- Exceso de fármacos y bebidas alcohólicas
- Bruxismo
Antes de comenzar con un programa de higiene del sueño, te aconsejo ver tu doctor de cabecera para descartar
cualquiera de los problemas de salud que acabo de mencionar. Luego, evalúa tus rutinas y hábitos:
- En lo posible, mantén un horario regular para irte a la cama y para despertarte. Esto contribuye a que tu
cuerpo pueda establecer un ritmo de sueño y vigilia.
- Procura hacer ejercicio en el día y no en la noche antes de irte a la cama. Ten en cuenta que aunque algunos
recomiendan hacer ejercicio antes de dormir no está muy clara la razón por la que este ayudaría a conciliar
el sueño. Podría ser que el ejercicio ayuda a disminuir el estrés, y por tanto sería más fácil alcanzar un
estado de relajación a la hora de ir a la cama.
- Intenta realizar actividades que demandan esfuerzo físico con la persona que cuidas en las mañanas. Por
ejemplo, la hora del baño. Esto permitirá que ambos inviertan energía física en una actividad rutinaria. En
lo posible, sal a caminar con tu ser querido, o hagan ejercicios dentro de la casa. Existen programas de
acondicionamiento físico que se pueden hacer mientras uno está sentado.
- Si tú y la persona que cuidas toman siestas diariamente, trata de limitarlas, tomando en cuenta que el
descanso y la relajación son necesarios para los dos, pero que dormir demasidado durante el día puede
afectar la calidad del sueño por la noche.
- Evita consumir sustancias que estimulen el sistema nervioso y hagan más difícil conciliar el sueño. La
cafeína, el alcohol y la nicotina actúan como estimulantes.
- Consume una cena ligera. Las comidas pesadas cerca a la hora de irse a dormir pueden causar incomodidad y
malestar.
- Altera el ambiente de tu habitación para que sea un espacio que invita a la relajación. Por ejemplo, mueve
el televisor a la sala de la casa, ten la habitación a una temperatura cómoda para ti, y oscurece la
habitación con cortinas si es necesario. Evita tener luces encendidas en la habitación por más pequeñas que
sean. Si te es posible, instala luces que se activan con el movimiento en caso de que tengas que levantarte
en la noche.
- Revisa el colchón de tu cama y de la cama de la persona que cuidas. Asegúrate de que estén en buenas
condiciones, sin resortes rotos para que puedan soportar el peso de cada persona, y que no tengan ningún
objeto perforando la superficie superior. Algunas personas (por ejemplo las que sufren de neuropatía a causa
de la diabetes) no tienen la capacidad de sentir dolor y comunicar incomodidad, por eso debes hacer esta
revisión tú mismo.
- A medida que se acerque la hora de dormir, crea un ambiente tranquilo para ti y tu ser querido. Las luces
pueden disminuirse un poco. Elimina ruidos fuertes, y si lo deseas, escucha música tranquila. Crear una
rutina, a la misma hora cada día, es muy importante para acostumbrar tu cuerpo a ese ritmo. Si cuidas de una
persona con enfermedad de Alzheimer o demencia, este ritual te ayudará a comunicar que se acerca la hora de
irse a dormir.
- Algunas personas encuentran que tomar un baño con agua tibia les ayuda a relajarse. Otras prefieren tomar un
poco de leche tibia. Prueba con ambos. En ningún caso optes por consumir alcohol a la hora de irte a dormir.
El alcohol produce inicialmente un estado de euforia y desinhibición que podrías encontrar relajante, pero
en realidad el alcohol es un depresor del sistema nervioso.